“Cruje la hierba”
1
Inciertas madrugadas de agostada plata,
amarga brisa en la ventana, un frío
de arroyo en los pezones mira
cómo la certidumbre en los cantiles muere y
en el pecho una bandera negra
de sufrimiento súbito asevera y
clava entre los ojos la verdad
de la muerte
el cirio por un mundo enfermo
la canción de una rosa tumbada por el polvo...
2
Cierta hora de un amanecer
la despedida ya no será abierta
ventana al tiempo y
llano irse
de pronto será tarde y
abolido todo recomienzo
ilusión todo viaje
incluso hacia los lindes
más allá de los lindes
miraré entonces tus antiguos ojos
en aquella fotografía de muchacha
y en ese espejo dejaré el recuerdo
del tiempo que existió mordido y bello
por tu boca que cacé en altas horas
y el cuchillo perseguidor entonces
a mi sombra roerá otra miaja...
3
Plomo del horizonte, línea muerta,
allí su sien declina lo vivido
el pálido destino que el exilio
sobre las frutas atiza con el dedo
y la búsqueda urgente de mi sombra
entre los montes decae como el día
el arenal acecha con su tizne y
el temblor de la luz se escarcha y muere
4
Caído en la memoria y el olvido
el árbol y mi cuerpo y sombra de ambos
se niegan al rocío de la pena
y eluden del tiempo su destajo
vana lágrima canta en el ramaje
y en el valle niebla
niebla
y amortaja
5
Para el que renuncia a la alegría
de tu rebelión
iza la nube su luto de desgracia
y husmea la lombriz zapatos tan humanos
y perenne canción, estribillo terrible,
resonará
en la suma del tiempo de la vida
con su voz obscena de sirena
si olvidamos el alma a su capricho
huiré de sus flores, asido de tu mano
negaré las virtudes que al deseo son tósigo
ni el miedo ni la pena prosperan en tu luz
ni la luz resplandece sin tu melancolía
6
En la vida del hombre nadie puja
por su voz verdadera
su silencio
entre dioses lejanos,
o su sombra,
que tiñe con pavorosa eclipse
el polvo de la tierra
que se adumbra
mi corazón es tan barato...
tú
pregunta si en los mercados
vale lo que un durazno rojo
mi nimio corazón en almoneda
que avergüenza a Dios y le arrebata
la gloria de la luna y la mar vasta
o el íntimo anhelo de tu cuerpo
7
En la gema del alba la gema del ojo:
el hombre se despierta quebrantado...
y daga la pesadilla penetra por el tórax y
late como medusa en la casa del corazón
brama a su costado un tren inmenso
que parte en la mañana
hacia la nada;
y sólo una mujer en la ventana y
la estación desierta como el habla
ella querría pronunciar “adiós”
pero ¿quién merece tanto amor?
y el alma parte con el tren y
el mundo se muere en la partida
en la estación hay un demonio bajo la lluvia
cuando el hombre se iza,
acaso
la mirada de aquélla le lave algo la muerte
postergue la palabra
un poco más
8
Después del amor
dignísima
tornas la página
recién llegada eres
desde risas que purifican
el peso del ánima y el ojo
cansado de los romos años
bajo un toldo de añil, oh cielos inhumanos...
de nuevo hierba fresquísima
parece tu cabeza renacida
del torpe abrazo mío
la más alta alabanza de carne peregrina
que mi aullido sacude y
te arranca del tiempo
9
Acaso si en precario
escribimos las horas,
así nos sepultamos en un agua de ausencia
a la espera del alba que nos llame
y destruya
como historia de polvo
y de violencia honda
y del corazón euforia
y del alma certeza
jamás recuperar
del tiempo que extravía...
10
Se defiende la pena con puñales y
ese amor equívoco por lo cotidiano,
se defiende
con ejércitos de perros, sin pena
por la devastación
que cantan orgullosos
se protegen las sombras de los actos de amor
que perfuman los párpados
y el sexo y
cada perdido puente con extraviados corazones
¿qué otra tarea podría pertenecernos?
sólo caminar en círculos, llamando
en un mar de cenizas inasibles
11
Como el agua y el oro funden
arde la luz
fluida lengua
voz que desmembra
ardor de lo tocado
y abrasan toda cosa y ser
y en tus labios abrasados mata
la soledad caída…
Y la vencida sombra cae y va
cayendo
en la rampa
en la trampa. Paciencia del dios, ávida boca.
Aunque ya labios de luz más amorosa
quemen la niebla de mi boca
abran la noche de mis ojos
12
Mi temor es misterio
de palabra escondida
en la flor de tu cuello
porque transitas queda
el caracol del tiempo
con una voz sonriente
que es tu coraje izado
ante el trueno y la muerte
si bebiera tu alma a sorbos de agua pura
moriría mi miedo
de toda muerte a salvo
13
¿...un ángel en huída,
o luz que permanece;
un amor que alza el aire
sobre la pena humana?
que inocente sonríe
su silencio perverso
y sobre tierra humilde
flagela su fracaso
14
Viniendo del futuro o del pasado
viniendo de tu sangre que nos habla
inculcas estallidos en el aire
en laderas intensas como labios
donde los lirios gozan de puntillas
a tu paso, a tu paso
campanas y rojas espadañas
se apasionan de ti bajo la lluvia
a tu paso...
y un pájaro amarillo en la colina
habla de Dios a gritos y semeja
una columna altísima
15
Herido por el día, destilado
por el ardiente sueño que me sueña
mi sed desvaría sin tu fuente
de gozo fuente…fuente
de gozo y de descenso
fuente
de euforia sin edad, altiva rama
me basta con cantar tu cercanía
para matar la muerte, su porfía,
su madrigal de nieve susurrante
16
La flor azul
tiene de tu cuerpo
la gravedad el día
donde mi vida embate
por la sed de tu alma
donde el dolor decae, allí
tu paraíso
donde la palabra se abre, allí
tu música de miel humana
...por la sed de tu sombra
existo, me debato,
crispo
la flor azul
la lluvia clara
17
Luces descalzas
hilan el tiempo de tu cuerpo
donde un ángel de pena clava
su cuchillo de arena
niña tenaz, niña tenaz
rebélate
álzate amor de mi sangre
vete con los jinetes
que en la tormenta cantan
18
“Pericoloso sporggersi…”
Es peligroso asomarse
en un día feliz
a la luz de los árboles
mirar la calle
donde el amor fue tan joven
tristísimo asomarse
hundir la vieja mano
en el dulce y fluvial
derrame que te lleva
19
Te reconozco mi enemigo, astuto,
en lo huidizo y en la vil cadencia,
que el tiempo teje y rasga y hace trizas
te reconozco mi mal, mi desespero triste,
y a tu sombra callado y quietecito
el corazón hermoso, el oro intacto,
el dulce fruto de la infancia leve
este saber malogra y da la pena
del mar bajo la lengua de la noche:
y es de la bestia la mirada honda
y es la voz que ya no canta apenas
y es mi mano recorriendo el vano
donde se alza la Historia; inútilmente
me reconozco en ti: a mí y al otro;
al que ha sido y será como yo mismo:
un naufragio/ un relámpago/ el yacente
en la honda severa que al crepúsculo
el mar desteje y peina y desvanece
20
¿ tu crees que el destino nos conduce los ojos,
la ventura, el deseo
y el alma, tan pequeña,
en el cuenco del tiempo?
acaso sólo ocurra
cuando en ti se confunde
lo que ha sido y será...
mujer, sangre del aire, pero
la infinitud se abate como una rama ciega
trémula del temblor del morir
¿intuyes la ironía
de los felices días?
21
Ángel…
bajo una luna llena desciende la palabra,
el ángel, el postrero
su sombra sobre las hayas quema
el ilusorio valle del apasionado
22
En el sueño he retornado finalmente
a los perversos sitios
de la infancia avara de las fotos muertas…
Una muchacha camina por una calle
es mi madre
sombra única en el vacío de la tarde...
aún ilesa
de las leyes terribles
ávidas bocas entreabren los portales
hacia el llameante corazón del parque
donde juego
jugué
hube jugado
inocente si cabe como el aire
las canciones arden en los labios
como ardería el miedo para siempre
con su descabalado lazo por el viento
pero despierto,
miro,
desexilio de un sueño
hacia otro sueño...
de caída
23
¡Salta, salta viento de árbol en árbol!
hiende el silencio hasta el agua profunda
donde bulle la vida ensimismada
bajo la luna polvorienta, bajo el fuego
matinal de septiembre
esta selva de colores espesos salta valles y
montes
canta
en la vida incesante
en el oído del viento
nacimientos y muerte y
una lluvia de llanto
si acaso fluye el viento
navega del pasado al venidero
y cuando cruje el árbol cruje el hueso
y quedamos desnudos:
una mancha en el margen
una piedra oxidada
bajo el viento sin pausa
24
Viajar caminos esmeraldas de agua
o sendas de las aves trazos del aire puro
recayendo en rumorosos puertos
de vida enquistada tenazmente
en el limpio paisaje de la nada
viajar para limpiar el iris, desbridando
la memoria del alma
que la carne ata con malvadas cuerdas
al molino de horas desguazadas
25
Oyendo tempestades el
recuerdo del amor aún crepita
ardiente zarza en la fronda del pecho
como deseo como piedad como deseo
la emoción de tu piel el tacto, espanto, y
pasa y pasa el tiempo, se diluye
el alma, se derrama
el aterido río
y sigo andando la nostalgia oscura
oyendo tempestades y esa lágrima
y
preparo la cena para ti
joven nocturna, Muerte,
acompaña mi obsceno
corazón y
tienta
en tu cuello mis besos y mi euforia
ya no cabe escribir ya sólo cabe
un llano desvivirse en el ovillo,
orando, recordando, orando
los amores perdidos
En laguna de amor yace la vida
y en la tormenta lívida es más lívida...
26
Si acaso la luz derrama el agua
el ya manso terror
sobre la casa
el prado
tu frente de narciso
cuando caen las horas
luz de enigma olorosa
si la luz se arrebuja
en torno a tu garganta
de luna desceñida
fidelísimos cielos
tus ojos me arrebatan...
27
el cielo de rodillas
decae entre montañas y
el sollozo del hierro
y es tu fiebre
un jardín aterido
del corazón
vano refugio
leve tormento fiebre...
en tu mirada
el color del invierno.
Contempla este paisaje.
28
En el peldaño de la tarde
el ansia alza sus anclas
tiembla
el alma
entre la trampa
del voraz pensamiento
29
Sobre este campo yerto coloco una palabra
un cuerpo un fruto vivo sobre el perfil de hielo
la palabra que es sólo para sí
y al sentido interroga como el alba
a la nariz de la husmeadora muerte
ya no sugiero gestos para doctas preguntas
me basta con el tacto irracional del pecho
sobre el que tú floreces igual que las palabras
rostro amado y amado contacto con el mundo
mujer que ya semejas un milagro extendido
bajo el cínico cielo sin piedad que desdeña
nuez de pasión tu cuerpo perfumando el sentido
aliviando el desierto que el insomne percibe
30
En riberas del río de la sangre
requerirle al amor la certidumbre
como prueba del cielo es sólo espanto
en mi precario cuerpo
en su despeño
hay trizada esperanza y desazón espesa
y un murmullo animal que no es incierto
en riberas del río de la sangre
ojos de mujer me contemplan los ojos
tensa avidez bajo la luna tensa
y solícitos llaman y reprochan
la aridez de mi cráneo
molinillo del tiempo
la sombra de la caricia de su sombra
temblando en el umbral de la pregunta
toda cosa ironiza y
todo lo conmueve
copyright © carlosmamonde
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